10 datos sobre el amamantamiento de los que nadie habla
El amamantar es usualmente presentado como una experiencia natural, fácil y que toda nueva mamá debería alcanzar de forma instintiva. Sin embargo, esta imagen idealizada se encuentra muy alejada de la reallidad y puede darles a las futuras mamás y a las nuevas mamás una falsa impresión.
Muchas nuevas mamás encuentran al amamantar como un desafío y si estás por dar a luz o le diste la bienvenida a tu pequeño hace poco, prepararte para las realidades de amamantar es crucial. Entender estos desafíos comunes y saber que no estás sola afrontándolos puede causar una gran diferencia.
Nuestra comunidad de mamás Tummy es un espacio de apoyo lleno de madres que han afrontado varios desafíos durante el amamantamiento. Entendemos por lo que estás pasando, por eso reunimos nuestros mejores consejos para ayudarte a que te prepares para afrontar la experiencia del amamantamiento.
Los primeros días
Los primeros días después de dar a luz son una montaña rusa de emociones y nuevas experiencias, y amamantar no es la excepción. Puede sentirse como si hubiera más momentos malos que buenos al principio, pero tranquila, se vuelve más fácil a medida que pasa el tiempo y adquieres más experiencia.
Durante estos primeros días, tu cuerpo produce el calostro, la “primera leche” llena de nutrientes que es increíblemente beneficiosa para tu recién nacido. Busca alimentarlo frecuentemente —alrededor de 8-12 veces en 24 horas—para ayudar a establecer la producción de leche. Durante cada alimentación, ofrécele a tu bebé ambas mamas para estimular la producción de leche en ambas y para evitar que desarrolle preferencia por una de ellas.
Cuando empieces a amamantar, puede que te preocupe cómo es que tu cuerpo sabrá cuánta leche debe producir o cómo aumentar la producción de leche mientras tu bebé crece. Tu cuerpo funciona con un principio de oferta y demanda: cuanto más amamantes, más leche producirá tu cuerpo. El contacto piel a piel con tu bebé es increíblemente importante – no solo para crear ese vínculo con tu bebé, sino también para estimular a las hormonas que aumentan tu producción de leche.
Mientras que todo este parece ir directo al punto, amamantar no es para nada sencillo. Observemos algunos de los desafíos más comunes y cómo puedes manejarlos.
Los 10 desafíos más comunes del amamantamiento
1. Dificultad para prenderse
A pesar de que los bebés tengan el instinto de prenderse, puede que no sepan cómo hacerlo de forma correcta al principio. Si duele o si tu bebé se siente frustrado, es más fácil sentirse desanimada. Pero no pierdas la esperanza. ¡A muchas mamás les pasa lo mismo!
Consulta con un experto en lactancia o usa un protector de pezones temporalmente. A veces un bebé está demasiado quisquilloso o demasiado cansado para prenderse de forma adecuada – para evitar eso, intenta alimentarlo cuando esté calmado y no demasiado hambriento, y en un lugar tranquilo.
2. Encontrar la posición correcta para amamantar
Probablemente hayas visto fotos de mamás amamantando en lo que parece una armonía perfecta. Pero seamos realistas —encontrar posiciones cómodas para amamantar puede llevar tiempo y experimentación
Algunos bebés prefieren ciertas posiciones, y eso está bien. La clave es encontrar un lugar donde tú y tu bebé estén relajados y cómodos, ya sea donde tú estés recostada, utilizando una almohada para amamantar, una cuna, una posición de lado o algo completamente diferente. Puede que no parezca una sesión de fotos de una revista, pero si a ti te funciona, está perfecto.
3. Baja cantidad de leche
Muchas mamás se preocupan sobre cómo aumentar su producción de leche. Las señales de una baja producción de leche incluyen que el necesite que lo alimentes más seguido, por un corto período o que tus mamas se sientan blandas.
La hidratación y la nutrición cumplen un papel importante aquí. Solo una mamá bien hidratada y nutrida es capaz de producir suficiente leche. Algunas nuevas mamás encontraron el éxito para combatir las señales de una baja producción de leche al incluir alimentos específicos que ayudan a aumentar la producción de leche en sus dietas: avena, frutos secos, vegetales de hoja verde, ajo, jengibre, semillas de sésamo, semillas de lino, garbanzos, lentejas...Una forma fácil de incorporarlos más seguido y al mismo tiempo es haciendo galletas para la lactancia, sopas o licuados.
Otra forma útil de activar la lactancia son los tés para la lactancia, como el TummyTox More Milk Tea. Este blend especial contiene hinojo y melisa, 2 de las mejores hierbas para activar tu producción de leche.
4. Exceso de leche
Lo creas o no, tener demasiada leche también puede ser un problema, ya que puede producir congestión mamaria y obstrucciones en los conductos de leche. Puede ser increíblemente incómodo, ya que generalmente viene acompañado por un sentimiento constante de plenitud, goteos persistentes y dolor. Ciertas áreas de los senos pueden sentirse demasiado calientes al tacto y puede que hasta tengas algo de fiebre. Además de eso, puede dificultar a que el bebé se prenda o se alimente correctamente.
Usualmente, el exceso en cantidad se normaliza con el tiempo. Algo que puede ayudar es que te recuestes mientras amamantas, lo que disminuye el flujo y hace que tu bebé se prenda más fácilmente.
Si estás lidiando con una congestión, otras mamás dicen que las compresas calientes antes de amamantar y las frías después pueden ofrecer un alivio. Una técnica de antaño para aliviar el dolor es usar hojas de repollo – lavar y secar las hojas, reservar en la nevera, abollarlas antes de usarlas y ponerlas en tu sostén.
Estos mismos consejos también pueden ayudar con los conductos obstruidos. Un conducto obstruido se siente como un nudo doloroso y blando en el seno. También se recomienda que masajees el seno desde la obstrucción hacia el pezón antes y durante el amamantamiento.
5. Pezones adoloridos y agrietados
¡Qué agonía el dolor en los pezones! Este problema es especialmete común durante la primer semana de amamantamiento y usualmente está conectado con los problemas para prenderse. Mientras tú y tu bebé se adaptan, los pezones adoloridos deberían transformarse en un problema menor.
Una buena higiene y mantener el área seca después de amamantar puede generar un gran cambio. Cambiar de senos puede ayudar a minimizar la incomodidad también. Las almohadillas para amamantar pueden salvarte la vida y los ungüentos con lanolina y compresas frías pueden ofrecer un alivio. Usa un sostén cómodo para amamantar y de algodón que ofrezca un buen soporte sin irritar tus pezones.
Presta mucha atención a las infecciones por hongos o aftas, y consulta a tu médico si ves que tus pezones se ponen color rosa, escamosos o si te da comezón, si tu bebé tiene manchas color blanco en la boca y si sientes un dolor punzante durante o después de amamantar.
6. Mastitis
Una de las complicaciones más dolorosas del amamantamiento es la mastitis, la inflamación e infección del tejido mamario. Usualmente es causada por una bacteria que penetra por los pezones agrietados, cuando pasa mucho tiempo entre amamantamientos, o si no se vacían los senos por completo durante la alimentación del bebé.
La mastitis puede sentirse como una gripe y es acompañada por rojeces e hinchazón dolorosa del seno. Al ser una infección bacteria, el tratamiento para la mastitis generalmente requiere de antibióticos.
7. El bebé no logra subir de peso
Si tu bebé no está subiendo de peso como esperabas, es normal que te preocupes. Pero recuerda, los bebés tienen sus tiempos. Pasan por crecimientos repetinos y mesetas. El mejor indicador es el comportamiento de tu bebé. ¿Están contentos, alerta e interactúan contigo? Si es así, lo estás haciendo bien.
Intenta amamantar más seguido y asegurarte que le ofrezcas ambos senos cada vez. Más contacto piel a piel puede ayudar también a que tu bebé se alimente más seguido. Tu bebé tendrá muchos controles durante el primer año, así que asegúrate de que tu médico responda todas tus dudas.
8. Confusión de pezón
Tu pequeñín usa dos técnicas completamente diferentes al tomar leche de tu seno y de un biberón, por eso es entendible si le das el biberón le generes algo de confusión y melindres.
Si es posible, espera espera para que tanto tú como el bebé estén completamente habituados al amamantamiento antes de cambiar al biberón. Suele recomendarse esperar al menos 4 semanas. Usa una tetina de flujo medio para que la transición sea más fácil. Si a tu bebé le cuesta prenderse después de usar el biberón, intenta sacarte algo de leche antes de volver a intentarlo para que haya una recompensa inmediata.
9. Huelgas de amamantamiento
Justo cuando creías que tenías todo resuelto, puede que tu bebé decida hacer una huelga de amamantamiento. No te preocupes – esto usualmente es temporal. Puede ser que le estén saliendo los primeros dientes o que haya habido un cambio de ambiente, como un olor nuevo.
Dale a tu bebé algo de tiempo para que se ajuste y sé persistente. Cambiar de posiciones puede ser de ayuda o intenta darle de amamantar cuando esté bien dormido o recién levantado.
10. Ser juzgada por otros
Por último, hablemos del ser juzgada. La sociedad tiene muchas opiniones sobre cómo deberías darle de comer a tu bebé, lo que puede hacer que las mujeres se sientan incómodas y que nada de lo que hacen sea lo correcto o lo suficiente.
No importa si estás amamantando, dándole fórmula o mezclando ambas, lo que más importa es que tu bebé esté alimentado y que tú estés saludable y bien. No dejes que la presión social o las críticas nublen tu conocimiento e instintos.
Así que, si te sientes sobrepasada por lo que las redes sociales, amigos, familia y extraños te estén diciendo sobre lo que deberías hacer y cómo deberías sentirte, da un paso al costado y respira.
Recuerda todo el amor y el cuidado que le das a tu bebé todos los días. Pasas por muchos desafíos, y todos estos mientras lo mantienes bien alimentado, y eso es mucho más que heroico.
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